
Hèlia, mi ahijada, sólo entendió que el irme a trabajar al África significaba privarla de la disponibilidad de tenerme cerca. Yo tenía que pagar la penitencia y escribirle una carta cada día.
- “Pero el correo allí no va muy bien”.
- “M’és igual, esperaré”.
- “Pero tardan muchos meses en llegar, puedo venir yo antes que las cartas, te las puedo traer en mano”.
- “No, jo les vull a la bústia”.
- “Bueno, pues cuando venga, te las pongo todas en el buzón”
Así empezó mi diario en Nigeria, explicando mi realidad a una niña. En un país todavía sin servidores de internet, con los teléfonos privados y públicos vetados a las conferencias con el extranjero para frenar los timos, con el miedo a que los controles aduaneros nos borraran los discos o los confiscaran, me encontré volcando a papel mi día a día.
Por entonces Nigeria era, y sigue siendo, un país sin turismo, con alto nivel de delincuencia y costumbres ancestrales muy arraigadas, donde todavía se practicaba la violación consentida de niñas, la esclavitud y el canibalismo. La vida vale poco frente a la supervivencia a toda costa.
Un país de contrastes entre la brutalidad y la solidaridad, ciudades inmundas y naturaleza espectacular, cristianismo e islamismo, y un largo etcétera.
Publicaré historias aisladas, algunas entrañables, otras horripilantes, empezando por una carta a una niña.
Carta para Helia
Espero que recibieras la carta que te escribí. Puse adentro las cartas que te escribía cada día. Ahora tengo mucho trabajo. Hay muchas cosas por hacer. Pero como trabajo con plantas, me gusta.
He estado viajando un poco y ya conozco muchos lugares de Nigeria. No todo el mundo tiene casa, y hay muy pocos que viven en casas como las nuestras, la mayoría son casas hechas de barro, que no tienen agua, ni electricidad, ni váter. Son muy pequeñas y solo les sirve para dormir. El resto de las cosas, las tienen que hacer fuera de la casa, como cocinar con fuego, lavarse con agua o lavar la ropa, etc. Por eso mismo la mayoría de los zapateros, carpinteros, etc. también trabajan fuera de casa. Incluso van dando vueltas para encontrar trabajo. Así puedes ver cómo hay hombres que cargan con la máquina de coser ropa y te pueden coser cualquier cosa en la puerta de tu casa. O puedes ver un zapatero cosiendo los zapatos de alguien que se ha parado en medio de la calle y espera descalzo a que el zapatero acabe. También se compra y se vende en la calle, el pan, los huevos, la fruta, de todo.
Hay una cosa muy divertida. Son las moto-taxis, como yo las llamo. Todo el que tiene una moto se dedica a llevar gente de un lugar para otro. Es muy rápido y económico. Pero como quieren ahorrar, a veces montan dos o tres personas además del conductor. O bien cargan con muchas cosas. He visto una moto con el conductor y el pasajero llevando un colchón enrollado encima de sus cabezas. También vi a otro que llevaba rodando detrás una carretilla cogida por los mangos.
Lo que es bonito de ver es la habilidad que tienen para llevar cosas en la cabeza. Lo hacen de la siguiente manera: Primero cogen un trapo, lo enrollan haciendo un disco y se lo ponen encima de la cabeza, y después colocan encima una bandeja o un cubo, o bien un bote, donde llevan las cosas. A veces es muy grande y cuesta mantener el equilibrio, por lo que tienen que andar muy derechos. Se puede ver a los niños pequeños practicando para aprender. A ver si eres capaz de hacerlo tú. Pero cuidado no rompas nada. Mejor lo haces en la azotea con algún recipiente de plástico, no sea que mamá se enfade viéndote hacer tonterías. Je,je,je.
Te contaré cómo es el tiempo aquí. No hace nunca frío, pero la mitad del año es lo que llaman “época seca” y el otro es “la época de lluvias” Quiere decir que durante seis meses no llueve nunca, y durante otros seis meses puede llover en cualquier momento. Además, se pone a llover tan rápidamente que no te da tiempo a irte. A veces estás a la piscina tomando el sol, y en pocos minutos se pone a llover a raudales, tan fuerte que te empapas en pocos segundos. Afortunadamente, no hace frío, que si no sería terrible, pero te secas rápidamente. Es por eso que aquí normalmente la gente solo gasta chancletas de plástico. En la ciudad no hay problema, pero en la selva hay peligro que te piquen los animales, insectos, serpientes, aunque tampoco tienen dinero para comprarse botas. Los niños van casi todos descalzos. Aunque antes de ayer vi una serpiente también en la ciudad, porque entre las casas a veces también hay mucha vegetación. La serpiente es escondió muy rápidamente cuando pasaba una señora. Ella vio algo que se movía muy rápido y no veas que susto se llevó la mujer. He aprendido a preparar trampas para serpientes. Cuando vuelva ya te enseñaré. Es muy fácil.
No sé si te dije que vi una niña que era idéntica a ti, pero en negro. La pena es que no llevaba la cámara de fotos y estaba en un pueblo que está muy lejos, o sea que no la volveré a ver para poder enseñártela, pero me hizo mucha gracia. Le pregunté cuántos años tenia, puesto que parecía como la tuya, pero no lo sabía. Aquí hay mucha gente que no sabe su edad, porque como no tienen calendarios, no saben el día y después no se acuerdan muy bien de qué año era.
Los nigerianos son una gente muy orgullosa y tienen vergüenza si quieres hacerles fotos. Pero he hecho algunas y cuando vuelva te las quiero enseñar. Seguramente de aquí a un mes volveré por unos días y ya te vendré a ver y te contaré más cosas. ¿De acuerdo?
Un besito y hasta pronto.